lunes, 25 de febrero de 2008

Mi primer día en Lingüística.

Las horas antes al primer día de colegio son casi siempre manipuladas por el letargo. Esta vez por suerte no me ocurrió, y dormí desde poco menos de las 12 hasta las 7:30 de la mañana. Me sentía nervioso, así que traté de vestirme rápido, me tomé un vaso de leche, di dos mordiscos a una tostada que mi mamá gentilmente pero sin esperanzas había cocinado, y salí del edificio. Llegar temprano implicaba enfrentar las puertas del colegio de una, y una vez que estoy dentro ya no experimento ansiedad ni ninguna otra sensanción. Me tranquilizo. Sin embargo, este año no solo contaba con la anual mezcla de emoción y reproche por el principio de clases, sino que este también brindaba cierto misterio adecuado para la ocasión, pues hoy mi clase se separaba y empezábamos con las orientaciones.
Elegir Lingüística entre las tres opciones no fue difícil, y mi nueva tutora (cuyo apellido desconozco, pero sé que se llama Andrea y que es mi profesora de Literatura) me hizo explicarle por qué. Argumenté que la ciencia tenía una especial crueldad para evadirme, y que yo me quería convertir en periodista. Además, dije, las clases de Drama me servirían para mi curso de Stand Up. Andrea simuló entender qué es el Stand Up, no hizo pregunta alguna y habló con otro de mis compañeros. Se acomodó los anteojos y se predispuso a pensar algún comentario irónico que arremetiese con la excitación del primer día. Según pudimos notar, recurre mucho al sarcasmo, tal vez para caernos bien o tal vez para que le tengamos respeto, pero una vez que ya habíamos entrado un poco en confianza, empezamos a hablar de la entrega de los Academy Awards. No fue una conversación importante, pero nos sentimos más cómodos. Nuestra aula es la 013 y está al lado del patio. No tiene televisión ni computadora, apenas una vieja estufa y un tacho de basura que encontré abandonado en el recreo. Los bancos son pocos, pero los necesarios para que los 9 podamos estar sentados, y atrás nuestro yacen algunos muebles con libros de Geografía que pronto nos van a quitar. La cartelera está vacía y al principio al menos exhibía una foto que alguien colgó el año pasado, pero alrededor del cuarto recreo también la foto abandonó el aula 013, acompañada de quien la tomó.
Mis demás amigos se repartieron entre Science y Humanística. El aula de H es la misma aula que la que habitábamos S4A, así que cuando mi Set de Language me obligó a ir allí, me senté en el banco que ocupé durante todo el año pasado. Le expliqué a mi amigo las artimañas de la ventana para abrirse y cerrarse, y eso me hizo sentir que todo aquello me pertenecía y estaba en mi casa.
Almorzamos todas las orientaciones juntas (excepto por un día). Ya copié el horario, y las materias que tuve hoy me gustaron. En especial la clase de filosofía, que a casi todos les pareció densa y aburrida. La clase de música es de un abordaje difícil también. Confío en que si me organizo como corresponde y modifico algunos errores que espero haber dejado atrás, me puede ir muy bien. Por eso este año cuento con una agenda y reemplacé a las carpetas por los cuadernos, que encuentro más prácticos. S5L parece ser interesante...

miércoles, 13 de febrero de 2008

Volver... con la frente marchita...


Mi última entrada, si no me equivoco, fue la de Vladimir Kristovski, en la semana que se fue Brian, hace unos 3 meses atrás. Hoy estoy padeciendo otra de mis noches de insomnio, a las 3:38 am del miércoles 13 de febrero. Miro fijo al monitor y luego al teclado. Dejo la mirada descansando en el techo y me pongo a pensar. Después de tantas dudas, decido que lo mejor es hacer un breve repaso de mis vacaciones, y por supuesto (como ya es costumbre en este blog) resumir de la forma más dinámica posible estos últimos días que acontecen.
Mi familia alquiló una casa en un country (precisar cuál no hace a la cuestión) en la que estoy casi toda la semana, alternando con nuestro departamento en Belgrano. La casa es muy grande, la fachada se ve de ladrillos blancos, vidrios y tejas azules, aunque por dentro es de madera y ladrillo también. Tiene muchas habitaciones, que cada una aloja a algún pariente, pero yo voy a hacer hincapié en la mía. Es cierto que pasar los días en Pilar me aleja un poco de todo el movimiento de la ciudad (no sé hasta qué punto esto puede ser positivo o negativo) pero no me hace sentir aislado, ya que observando desde la ventana de mi dormitorio es donde más me siento en contacto conmigo mismo. Mi habitación es simple, con dos camas, un escritorio y una ventana, así que, si no fuese tan calurosa, sería perfecta. En una de las camas yace desparramada casi toda mi ropa, junto a mi mochila y muchos almohadones que de cómodos no tienen nada y de decorativos menos. Casi pegado a la otra cama, la que uso para dormir, está el escritorio, que da justo contra la ventana. Tiene, también desordenados, muchos libros y papeles. Cuando estoy cansado de escribir, levanto la vista y veo a los pájaros dando saltitos por entre el jardín, combinados con un árbol gigantísimo que con ayuda del viento deja caer muchísimas hojas a la pileta (a la que casi nunca me meto).
Mayoritariamente, leo en el jardín, escribo en mi dormitorio, y veo películas en el living. Casi todas son clásicos. Hoy compré en el centro una de Audrey Hepburn y Cary Grant que pronto espero ver. También compré una biografía suya.
Sin embargo, si tengo que elegir el mejor libro que leí en este verano, es Adiós a Berlín, de Christopher Isherwood. Para los noctámbulos lectores de mi blog, les cuento que por fin lo pude conseguir, pero no sino a través de Internet, enviado desde Santa Fe. Es una novela trascendental, que no logro entender cómo no tiene publicaciones más recientes. Marca el Berlín de principios de los 30's, decadente y atrevido, abriendo paso para Hitler y los Nazis. Aun así, lo que más me impactó del libro es lo similares que son los personajes de Sally Bowles y Holly Golightly (de Breakfast at Tiffany's), y también lo parecidas que son sus relaciones con el narrador. Pronto prometo escribir un ensayo de esto y expandir. Ahora, no más pienso en arreglar mi cama y acostarme. Adiós.